martes, abril 26, 2011

El misterio sagrado

Con campanas de bienvenida me recibe el canto gregoriano que es oración cantada, la melodía vá supeditada al texto que es lo importante: la oración.

Cuando entro a una iglesia, espero encontrarme con un ambiente preparado para el recogimiento espiritual, para meditar, para encontrar eco en el aire que te contenga y te reconforte. La construcción habla  de cubrir  necesidades de las personas: techo para descansar, para tomar aliento, agua bendita protectora, luz para ver + allá e ilumine tu ruta interior, gestos rituales y oraciones cantadas que emites con tu propia voz para hacer contacto directo con tu espíritu y llamarlo...un detalle más; incienso...mucho incienso.

Iglesia del Monasterio de los Benedictinos
Los compositores de música sacra o sagrada, son arquitectos y diseñadores de espacios sonoros para que cumplan las mismas funciones de un templo religioso; un canal que  lleve a la conección con el misterio divino, que apacigua el alma y disponga a la contemplación, estimulando el acercamiento espiritual .

Durante esta semana santa, tuve el privilegio de visitar la iglesia de los monjes benedictinos en Las Condes, me causa especial atención la arquitectura (P. Gabriel Guarda y Martín Correa) maravillosa del lugar, los muros demarcan líneas simples en perfecto diálogo con las de la luz, realzando la idea del misterio de Dios. El contraste de la penumbra delineada por luces que están dispuestas para producir  este efecto  de luz y sombra tanto con la luz natural del día como de la noche... sobrecoge. Nada está hecho al azar, detrás de este plano, hay artistas religiosos inpirados que consiguen provocar un estado de admiración, de recogimiento y meditación  que te elevan a la dimensión espiritual, tal como lo hacen por siglos grandes compositores de música sacra.

O Magnum Mysterium de Tomás Luis de Victoria

Polifonía se llama esta manera de construir y organizar la diversidad de notas y timbres de voces (4), cada una de estas voces, femeninas como masculinas, con su propia línea melodica se mueven en armonía con las otras, estas melodias viajan cada una con su propio discurso, por momentos se alejan unas de otras y se reencuentran en total complicidad. Los silencios y pausas complementan la idea del drama, como sombras que mueren y dan brillo al siguiente acorde que viene con otra sugerente y rítmica frase en contrapunto vocal. El misterio queda claramente desatado en el aire cuando comienza el aleluya final, obra maestra de este genial compositor renacentista.


Esta experiencia de encuentro con la construcción de cimientos, muros y raíces ascentrales, me permiten vislumbrar una esperanza en nosotros; hombres y mujeres viajando a través del tiempo en búsqueda de esa dimensión amorosa de la vida espiritual, esa que no es de templos ni instituciones, esa que está en nuestro interior y que nos impulsa a avanzar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Espacios de paz y tranquilidad, de pocos. No muy compatiblr con la masividad de hoy y la rentabilidad de las construcciones.

Un poco lo mismo con la polifonia. requiere tiempo, silencio y tranquilidad para ingresar a ese estdo superior que permite escuchar. No muy compatible con las cancioens de minimo 2 minutos, maximo 3 minutos que triunan hoy, en que el instrumento que la lleva es la bateria, instrumento que marca la diferencia de la musica moderna.

Francisco