
El sonido de voces blancas y puras en una perfecta afinación me produce un verdadero placer de escuchar y me confirma una vez más que asistir a este tipo de espectáculo si remueve, sacude y conecta al espíritu.
Me viene a la mente desde un comienzo un profundo sentimiento de admiración a la cultura musical del viejo continente. Niños entre los 9 y 13 años, bajo la dirección de Jeremy Walker nos ofrecen un programa de obras religiosas y profanas de gran envergadura de los más conocidos compositores desde el barroco, clásicos y modernos hasta alegres melodías contemporáneas en la segunda parte.
Un coro:
Gran aprendizaje de creatividad, sensibilidad, trabajo en equipo, perseverancia, disciplina, relaciones interpersonales, y tantas otras destrezas y habilidades que se desarrollan a través de un coro.
Sumando a ello la edad; sabemos que la niñez es una etapa de mucha receptividad al medio. Tener la oportunidad de experimentar este tipo de "entrenamiento"que fortalece a las personas y potencia en gran medida sus capacidades, es asegurarles que harán la diferencia en cualquier profesión o actividad laboral que desarrolle en el futuro.
¡Maravillosa experiencia! Me hubiera gustado ser uno de ellos en ese momento.
Pero también ir a escucharlos es de esas acciones que recomiendo hacer más seguido para alivianar la carga.